Hay cosas que sin duda se heredan. Más que de la huella genética, se heredan de la huella que la experiencia común, la convivencia, la educación del día a día deja en uno.
Recientemente TVE ha comenzado a emitir una serie histórica sobre Isabel de Castilla, la del “tanto monta monta tanto..”, la Católica, por gracia del papa Alejandro VI. La verdad es que al ver el título creí que se trataba de otra Isabel, la inglesa, pero cuando asomaron en pantalla aquellos paisajes castellanos tan familiares…
El caso es que vi un capítulo y en lo primero que pensé fue en refrescar conocimientos, más que nada para poder medio cerrar un ojo así con aire escéptico y comprobar si la serie s fiel a los hechos y datos históricos básicos (no digo ya matices más novelescos, sobre el carácter de los personajes o sus motivaciones… pero al menos fechas, nombres y acontecimientos), o si era otra pifia como Toledo.
Así que me fui a la biblioteca a por un libro sobre Isabel de Castilla. Novela, yo prefiero las novelas históricas. A ser posible bien documentadas, pero que estén mínimamente noveladas.
Y hablando con mi madre por teléfono… ¿qué me contó que hizo ella? Ir corriendo a la estantería (una de las mil estanterías que hay en casa de mis padres) a la búsqueda del tomo de la enciclopedia de Historia de España correspondiente, para ponerse al día sobre el hilo de los acontecimientos y los líos dinásticos de la época.
Esta coincidencia en el comportamiento derivado de ver una serie de televisión tiene que ser, necesariamente, cosa de la herencia.
Algo habrá influido mi madre en mis manías. Al fin y al cabo no todos los hogares tenían una enciclopedia de historia y, lo más importante, hacían uso de ella de vez en cuando por pura curiosidad (conozco gente que compraba enciclopedias y colecciones estupendas para que decoraran el salón, pero así no cuenta).
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Conclusión: por de pronto parece que la serie Isabel pasa con nota. Dicen que hay algunos errores en las recreaciones informáticas de escenarios y cosas así, pero bueno, nada grave, y al fin y al cabo tampoco es lo más esencial del conjunto. Con esta sí vale eso de “y de paso aprendemos historia”.
P.D.: ahora que a base de collejas conseguí que el peque memorizara «1492-Descubrimiento de América-Toma de Granada-Expulsión de los judíos» y de que fichas de repaso mediante, y tardes de contarnos mutuamente la historia como si de una peli se tratara, le dieran por fin un fondo de conocimientos históricos decente adecuado a su curso académico (desde la división de Roma hasta Felipe II), resulta que este año el libro de Historia y Geografía sólo tiene Geografía… Cuando pase al curso siguiente el próximo año y retomen con la historia camino de la revolución francesa y las grandes guerras del siglo XX, me temo que la edad media, la moderna y demás cosas aprendidas habrán pasado por completo al olvido.