Me levanto tempranito como cada mañana, hago el bocata al peque (que se lo podría hacer perfectamente él solito y yo seguir durmiendo… pero se lo hago, que no me cuesta nada. Igual que siempre soy yo la que hace el café después de comer y lía los cigarrillos aunque yo no fume, o igual que el medio limón prepara todos los días mi tacita de café con leche al levantarse -aún más temprano que yo-).
Friego un poco, que se me ha amontonado la fregotá (¿ya volvieron los vecinos a meterme su vajilla por la ventana? ¡no somos tantos en casa para tener este caos de enseres sucios!), pongo una lavadora, me siento con mi café con leche -recalentado- a leer el correo, ahora que ya me quedé solita en casa… Y me encuentro en el email la última entrada del blog de Shi.
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Shi, mujer animosa y berreante, que hoy berrea en oscuro. Y aunque empieza hablando del regreso de los paseos con amigos, las visitas, el intercambio y prestamo entre nosotros… cosas que suenan bien, al final se lanza y asegura que hemos perdido el deseo de ser mejores. Que en esta guerra diaria por la supervivencia, la crisis se nos ha llevado, además del poder adquisitivo, las ganas de ayudar al otro, de cooperar, de ser solidarios. Que andamos enrabiados escupiendo sobre los demás nuestras angustias. Que es el momento de los egoísmos.
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Hace un par de entradas decía yo que estaba a la caza y captura de noticias positivas. Y es que ese berrear de Shi no es sólo suyo, es un estrés de todos que nos aplasta poco a poco. Decían ayer en la radio que hoy hay que tener más cuidado al volante, porque la gente está muy tensa y los nervios saltan a la primera de cambio… Y es normal. ¿Cómo no vamos a estar bordes, con este plan? Uno no puede ir relajado por la vida, ceder amablemente el paso, ser paciente en los atascos, sonreír con un «no pasa nada» cuando pasa cualquier bobada, si está dando vueltas en su cabeza a ese cheque devuelto, el cliente que no paga, el trabajo que no aparece, el pan que hay que poner en la mesa…
Pero estas actitudes, aunque sean respuestas naturales a la situación que vivimos, podemos en parte domarlas. Habrá días que no. Yo tendré días que me levante y me quede mirando el sofá y la manta, pensando en meterme ahí y no sacar las orejas hasta que deje de llover (metafórico, aquí ultimamente no llueve ni a tiros). Y para otros habrá un día que ese no llegar del dinero previsto le provoque ganas de estampar el puño contra algo. Pero son días. El resto podemos pensar, como dice Marga, que esto también pasa. Y tratar de aliviar el berrinche común sembrando gotitas de buen rollo.
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Yo, tal como anunciaba, ya empecé. Busco noticias buenas. Quiero cosas que nos recuerden que no es verdad que sea el tiempo del egoismo. Que sigue habiendo luces de generosidad, ahora más que nunca. Iniciativas, proyectos, pequeños gestos individuales, ideas solidarias, tonterías divertidas,… Que hay quien sigue intentando ser mejor persona, o incluso hay quien lo es día a día sin intentarlo siquiera. Sigo a la caza de historias para pensar y sentir #enpositivo.
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Mis primeros #enpositivo fueron:
– Un submarinista encuentra un anillo de 1930 y lo devuelve a los nietos de la dueña
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Y la de hoy (o la primera de hoy, si hay suerte):
– España bate su propio record mundial en donaciones y trasplantes.
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En la noticia publicada en la versión digital de Público, se recoge esto (es de Ana Mato, y estoy un tanto peleada con los políticos de alto standing en general, pero en esta ocasión me valen sus palabras aunque me piense de medio lado que igual ella no se las cree, o que en el fondo se la refanfinfla) :
«Hoy más que nunca debemos tener razones para sentirnos francamente orgullosos (…) Es un logro colectivo que pone de manifiesto lo que la sociedad española puede alcanzar cuando une sus fuerzas en un objetivo común».
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Pues eso… a ver si nos apuntamos la copla y es verdad.
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P.D.: También me alegro mucho por ILSBA, una empresa creada por dos compañeras de Baleares, que no conozco de nada, pero son intérpretes de lengua de signos como yo, que en cuatro meses de vida llevan cuatro premios recolectados. Eso también es un ejemplo para pensar #enpositivo.
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