Ya veremos…

3 May, 2010

Aquí, dándole vueltas…

Filed under: Yo, mi, me, conmigo — Chus @ 9:34
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La ¿Santa? Iglesia
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Esta vez quizá debería quitar las interrogaciones del título, porque no me acerco al blog con intención de atraer la mirada sobre ninguna de las meteduras de pata, declaraciones corrosivas, o actos humanamente discutibles, de moralidad dudosa o incluso delictivos, a los que la Santa y sus representantes nos tienen acostumbrados. Sólo quiero reflexionar sobre cosas sueltas que me vienen a la cabeza, y de paso reafirmar una vez más que, aunque sea tan crítica con la Iglesia, yo creer, lo que se dice creer en algo, a mi manera y modo, sí que creo, y que admiro a quienes tienen una fe firme y viven de acuerdo a ella (siempre que eso no implique machacar al de enfrente). De hecho pienso que son ellos quienes más autoridad y compromiso tienen para exigir a sus líderes e iglesias rectitud.
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Todo esto viene a cuento de dos temas.
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Por un lado, el haber tenido ultimamente ocasión de compartir conversaciones con varias personas de credos diferentes y distintos grados de fe, y ser testigo de situaciones curiosas y difíciles.
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Una amiga ha sufrido recientemente una crisis de fé, que le ha llevado a desesperarse, es decir, a perder las esperanzas, y que pone en zozobra un largo proceso y mucho trabajo acometido para sobrellevar problemas personales. Y es que cuando uno confía en su fé como báculo sobre el que sostenerse y de repente lo lanza lejos… se cae. Supongo que más cosas le habrán ocurrido que yo no sepa, y que esto habrá sido el final (o un punto en el camino) de mucho tiempo rumiando sus creencias y experiencias. Me apena ver a esta chica en pleno resbalar, necesitando desesperadamente creer en ese Dios que la sostiene y resbalando en un tobogán de dudas y vacíos.
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Es lo malo de creer en un dios que interviene en nuestras pequeñas cosas, que nos da y nos quita, capaz de evitar que nos atropellen si cruzamos a ciegas, premiarnos como a niños y vengarnos de quien nos pone la zancadilla. Un dios sobre el que dejar todas las responsabilidades, que anula nuestra propia capacidad de hacer las cosas, de luchar por nosotros mismos y obtener logros con nuestro esfuerzo. Yo en eso no creo, pero ella al parecer si, y en un «todo o nada» de repente se ve incapaz de aceptar una presencia irracional e injustificable que la reconforte sin más. No le basta un susurro de aliento en el corazón, necesita la seguridad incuestionable de que ese ser sujetará el timón de su vida y claro, no encuentra argumentos que le aseguren tal cosa.
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La fe, es lo que tiene: está o no está. No se puede explicar. Si necesitas demostrarla respondiendo preguntas sobre por qué dios permite terremotos como el de Haiti, o salva un niño en el hospital y no al de la cuna vecina… estás vendido. Para mi es mucho más sencillo: crees en lo que sea que crees, en ese algo… pero porque si, porque lo aprendiste de pequeño, porque te resulta confortante, sabiendo que no hay método científico ni argumento lógico y racional para demostrar que algo exista. Ni falta que te hace. La única manera que entiendo de vivir la espiritualidad y al tiempo ser racional, es no confrontando ambas facetas de uno mismo. Al fin y al cabo, si dios existe, nos ha dado el cerebro para usarlo. Y por supuesto, no atribuír a ningún dios la agotadora tarea de mover los hilos de todos los efectos naturales y cada uno de nuestros actos y decisiones. No creo que necesite un dios para vivir, pero tampoco me estorba. Y lo que sí creo, es que quien cree en algo, en lo que sea, tiene ahí una reserva de esperanza para evitar el vacío en los momentos duros. Incluso aunque sea sólo un efecto placebo, aunque sea pura sugestión… pienso que ayuda.
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En esto de las creencias, he conocido también una familia a la que su historia personal ha arrancado de sus origenes, en un país musulmán, y traido a nuestras tierras cristianas. Lejos de renunciar a su fe ni de aferrarse a ella en contraste con la del entorno, esta familia ha tomado una decisión particular, y ha tratado de incluir lo común de ambas y ser fiel a sus principios de una forma muy curiosa y que a mi, en cierto modo, me admira. Igual ves a la madre leyendo el corán que a la hija rezando el rosario.Y es que al fin y al cabo, como ella me decía, compartimos dios, Abraham y otros profetas, apenas empezamos a diferenciarnos a partir de Jesús, y también para ellos es una figura respetable, aunque lo consideran profeta en vez de hijo de Dios…. Hasta compartimos el dogma de la virginidad de Maria, pero sin paloma. Y es que como decía Bart Simpson: «las tres tonterías que nos separan no son nada comparadas con las mil idioteces que nos unen».
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La otra cosa que me ha traido a reflexionar sobre cuestiones de fe y de religiones, son las declaraciones que últimamente ha realizado el Vaticano.
Desde la promesa del Papa de llevar ante la justicia a los sacerdotes abusivos hace apenas dos semanas, publicando por primera vez por escrito pautas para que los obispos reporten los casos de abuso a la policía según las leyes civiles de cada país, a las duras palabras del Vaticano este pasado fin de semana contra el fundador de los Legionarios de Cristo. Unas décadas tarde… pero algo es algo.
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Tengo la sensación de que estamos viviendo un cambio drástico en la política del Vaticano en cuanto al tema de los abusos a menores, y que se prepara un virage hacia la «tolerancia cero». Parece que Benedicto XVI ha decidido desinfectar con salfumán los patios de su casa. ¿Remordimientos? ¿Espíritu cristiano? ¿Sincera preocupación por las víctimas? ¿Lavado de imagen exprés? Me da igual, el caso es que lo hagan.  A ver si es verdad.
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(Y si eso, que luego sigan lavandose con otros temas: la figura de la mujer, la experiencia de la sexualidad,…)
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22 abril, 2010

El seismo de tus caderas, mujer…

Filed under: Palabros perplejeantes — Chus @ 15:06
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Palabros perplejeantes…

«Muchas mujeres no se visten recatadamente
llevan a hombres jóvenes por el mal camino,
corrompen su castidad y diseminan el adulterio en la sociedad,
lo que, en consecuencia, aumenta los terremotos»

Hojatoleslam Kazem Sedighi
Clérigo Islámico en Irán

Y se quedó tan ancho.Entre que las mujeres provocamos los terremotos con nuestra libidinosa pecaminosidad y que el pollo transgénico vuelve a la sociedad europea gay y calva…

28 febrero, 2010

Semillas de intolerancia

Y digo yo…

Acabo de ver Agora.

 

Entiendo que al Vaticano no le haya gustado ese reflejo de la intransigencia y la barbarie de los cristianos alejandrinos, que pasaron en un par de generaciones de perseguidos a perseguidores con tanto amor y caridad para con las gentes paganas y judías de la ciudad. ¿Que igual se han tomado ciertas licencias históricas y no todo pasó tal como se cuenta? ¿Que ella no era tan joven? ¿Que lo de que descubre la órbita eliptica es una especulación? ¿Que los hechos no son exactos? ¿Qué más da? Es una película, no un documental de historia clásica, el que no sepa distinguir un género del otro mejor que vuelva al cole. Esas cosas ocurrieron miles de veces en muchos sitios y ocasiones; El cine, como las novelas, toma con frecuencia la realidad a partir de distintos espacios temporales y geográficos y la representa concentrando todo en un escenario atractivo al espectador.

 

La indignación y los vetos que esta película ha recibido por parte de algunos sectores cristianos no es más que más de lo mismo: intolerancia. Extremadamente peligrosa cuando se adorna con la capa de una fe.

 

Los mismos que ponen la voz en el cielo y se ofenden cuando se retratan los pasajes oscuros de su historia, callaban y llenaban las salas cuando las historias que se narraban nos mostraron la crueldad de otros credos y gentes, especialmente si en esas historias ellos aparecían como victimas conmovedoras ante el espectador, y sin preocuparles entonces el rigor histórico.

Aunque en el fondo las razones verdaderas, cuando ocurren cosas como las de Alejandría, siempre tienen más que ver con pueblos oprimidos que se rebelan contra el poder establecido que con cuestiones de confesión. Y la fe se manipula para convertir la pobreza, la desesperación y la incultura de las gentes en armas con las que dar la vuelta a la tortilla y tomar el poder en beneficio de unos pocos. Generalmente, con poca ganancia con el cambio para quienes sufrían, que pasan de una sartén a una olla. Carne de cañón, dispuesta a morir con un salmo en los labios por las esperanzas que les malvenden.

 

Pero en cualquier caso, es que no es su historia ni son ellos, se trata de pasajes de la historia de todos, son pasajes oscuros de nuestra historia que debemos recordar una y mil veces por si así aprendemos algo de ellos, aunque no parece que se nos de bien la lección. Todos perdimos en Alejandría la luz con que la sabiduría de su biblioteca podría habernos iluminado, tal vez, hacia una edad media menos oscura y un futuro más brillante. Tal vez nosotras perdimos la oportunidad de que el ejemplo de Hipatia moviera a otras mujeres a hablar y a otros hombres a escucharlas, muchos siglos antes de que se inventara la liberación de la mujer, la igualdad de géneros y todo eso.

 

Arrodillaron al gigante sobre cuyos hombros nos alzamos, y nos condenaron a todos a un retardo. ¿Quiénes? ¿Los cristianos? Esa es una lectura muy simple de la película: los intransigentes. Los intolerantes, los integristas, igual da de qué color sea el manto que les cubre ni a que dios alaben. Cada vez que suenan aleluyas manchados de odio, somos todos los que perdemos.

 

La verdad es que a veces, en los últimos tiempos, tengo la sensación terrible de que algo desastroso se está cociendo en este planeta revuelto y maleado. Me huele a integrismos llamando a la puerta, islámicos, judíos, cristianos… a veces ni siquiera tienen una fe que les identifique, sólo su incapacidad de compartir espacios. Gentes que por encima de la tolerancia y el respeto llaman con más o menos descaro a combatir en nombre de lo suyo. Algunos son muy obvios, ahí tenemos la yihad. Por otro lado, que Suiza prohiba la construcción de minaretes, un país famoso por su neutralidad casi enfermiza (que pingües beneficios le ha retribuido durante los conflictos bélicos), tampoco parece un síntoma de convivencia en paz y armonía. Sobre todo teniendo en cuenta que en todo el país sólo hay cuatro construídos, al menos oficialmente, con lo que no parece que sean tantos como para que su presencia cause temor y opresión al resto de la población.

 

En Suiza, como en muchos otros sitios, el temor a la intolerancia genera intolerantes. Y lo peor de legitimizar este tipo de castraciones es que hoy sabes que lo que cortan es el minarete musulmán, pero ¿quién sabe qué caerá mañana? ¿la ley del aborto? ¿la libertad de credo? ¿el laicismo político de los estados occidentales? ¿será un primer paso hacia otra edad media?

 

Una, que es maestra y con cierta tendencia a la utopía, quisiera confiar en la tolerancia humana y la alianza de civilizaciones; Quisiera creer que educando se pueden conseguir generaciones dialogantes y capaces de respetar las diferencias, seres humanos críticos que, independientemente de cuales sean sus raices y su fe, no sientan el impulso de masacrar al que no venere a su mismo dios… Pero no me lo creo del todo, y a veces siento en mi el temor de la duda. ¿Y si no funciona?

 

¿Cuál sería la opción correcta? Dejar que lo que tenga que ocurrir ocurra, confiar en la bondad de conceptos como el de libertad de credo, de expresión, de participación pública y política… Pero… ¿y si acaban siendo más “ellos”, los integristas de fuera? A los nuestros más o menos parece que les tenemos un poco más atados en corto, nos cuesta, pero más o menos nos apañamos. Parece que nosotros mismos hemos limitado su capacidad de influencia y reducido su poder. ¿Acabaremos siendo subyugados bajo la espada de una intolerancia ajena, acogida en un espacio que les cedemos combatiendo para ello la intolerancia de casa?

 

No sé hasta qué punto estoy expresando lo que quiero expresar. Al fin y al cabo es casi la una de la mañana, tengo un buen catarro, y son ideas un tanto vagas e indefinidas, con cierto regusto a temores y prejuicios que no me gustaría reconocer en mi misma. Pero supongo, que me guste o no me guste, ahí están.

 

Y si yo, que tiendo a la utopía y me gusta creer en la bondad humana, tengo estas dudas… no quiero ni pensar lo que puede pasar con gentes más realistas y pragmáticas.

Total, que me ha gustado Ágora. Mucho.

Y me inquieta que se prohiban los minaretes. Pero también me inquietan los partidos políticos con objetivos islamistas en España. Qué le vamos a hacer, ambigüedades y sombras tenemos todos, supongo, como pasajes oscuros tiene nuestra historia.

 

 

 

 

30 diciembre, 2009

A propósito de manifestaciones

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Recientemente se convocó una manifestación multitudinaria con misa y bendición papal a distancia incluidas, bajo el lema de defensa de la familia. De hecho es la tercera misa de estas características, según tengo entendido.
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Y no me extraña que protesten y tomen medidas para defenderse, al fin y al cabo es una agresión en toda regla que a uno no le dejen casarse según los ritos de su religión, que no se permita la union de un hombre con una mujer, que obliguen a la gente a divorciarse pasado un tiempo, que no permitan que las uniones que no se soportan continuen conviviendo hasta la muerte, que obliguen a sus jóvenes y mujeres a practicar el aborto, que les impongan el uso de preservativos y métodos anticonceptivos…
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Ah, no, perdón…
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Que nadie les impide a los católicos vivir según marque su conciencia y sus dogmas… Lo que consideran agresión es que no se nos prohiba a los demás hacerlo según las nuestras.
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En estos casos, recomiendo repasar la viñeta «libertad de credo» y el texto «manifiesto por la igualdad», y así al menos nos echamos unas risas.
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Ah, a propósito de manifestaciones:
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Si os llega un email que va dando vueltas por ahí sobre una «manifestación por la paz» que recientemente hubo en Londres y de la cual los medios no se hicieron eco porque hay un complot pro-islam o algo así…
Se trata de una manipulación.
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Las imágenes son reales (si, esa burrada de carteles son reales), pero corresponden a las manifestaciones que hubo en 2006 por el tema aquel de las viñetas de Mahoma, no es una «manifestacion por la paz». Ya tuvimos entonces el calentón y protestamos unos y otros en defensa cada cual de lo que le pareció, hubo conflictos diplomáticos internacionales, nos indignamos por el intento de coacción y de coartarnos la libertad de expresión, y todo eso… y ya lo superamos. No hay una confabulación en los medios para silenciar esa manifestación, salió en su día en todas las cadenas.
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Que digo yo que por desgracia hay temas recientes de sobra con los que indignarse, no nos dejemos llevar por quienes gustan de tocarnos la fibra sensible según sus intereses, haciendo caso a noticias medio mal contadas. Ojito con lo que reenviamos, que a veces no es fácil saber a quién estamos haciéndole el juego y hasta qué punto son o no son ciertas las cosas de las que nos hacemos eco.
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Hasta parece que igual hicimos mal en apoyar la batalla de Al Gore contra el CO2…

15 noviembre, 2007

Ays, el velo, el velo…

Filed under: Y digo yo... — Chus @ 9:16
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Y digo yo…

Si Da Vinci hubiera sido musulmán, ¿sería así el pequeño tesoro del Louvre? Adiós sonrisa misteriosa…

gioconda-con-burka

Cada pueblo tiene en su cultura y sus tradiciones las raíces de su identidad.

Pero cuando la tradición y la cultura se imponen
y se utilizan para la represión y la desigualdad…

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ya no son valores, si no cadenas.