Inevitable… Hay que hablar de ello. Aunque sea para decir que no lo tenemos nada claro, que no veo demasiada fiabilidad en las noticias que recibimos, ni en las oficiales ni en las de tipo conspiranoico, y que en fin… que todo lo que rodea a este asunto me incomoda un poco.
«Esta noche puedo anunciar al pueblo estadounidense
y al mundo que Estados Unidos ha dirigido una operación
que ha causado la muerte de Osama bin Laden,
(…) se ha hecho justicia»
Barack Obama, premio Nobel de la Paz
O eso dice… porque sólo lo han visto ellos, y han hecho desaparecer el cuerpo en el mar. Primero decían que «por respeto a la ley islámica«, que exije que el cuerpo sea enterrado en las siguientes 24 horas y no veian claro eso de que fueran a encontrar ningún país que quisiera acojer en sepultura al terrorista más buscado, «por evitar un lugar de peregrinación» dijeron luego. Esto cuela más, porque siendo EEUU, lo de respetar tradiciones, culturas y costumbres ajenas no nos convence mucho.
Hay gente mal intencionada que podría pensar que igual lo lanzaron al mar porque en realidad no era Bin Laden, para que no pueda nadie analizar el cuerpo y rectificarles… pero no hay peligro, que han hecho las pruebas de ADN. Nos lo han dicho al dia siguiente de la gran noticia:
«Las pruebas de ADN (sobre las cuales no se han dado detalles de quién ni cuándo las han realizado, ni por supuesto se ha permitido a observadores externos acceder a las muestras y analizarlas en laboratorios independientes) confirman que era Bin Laden»
Pues menos mal. Porque imaginemos por un momento que EEUU entra a saco en territorio soberano pakistaní sin pedir autorización al gobierno legítimo del país -ni informarles siquiera-, asalta un domicilio privado, se lia a tiros ocasionando varios muertos (en los otros, alegrémonos que ellos no tuvieron ninguna baja ni mataron civiles -dicen-, salvo una mujer pero no cuenta, la culpa es de los malos por usarla de escudo), se cargan a un tio con barbas, tiran su cadaver al mar… y resulta luego que el ADN dice que no era Bin Laden.
Claro que, si hubiera sido así… no nos ibamos a enterar tampoco, ¿verdad?
Yo también me alegro de que Osama Bin Laden no comparta este pequeño planeta conmigo, claro. ¿Cómo no? Seguramente pocos occidentales no deseemos intimamente que vecinos tan incómodos, capaces de lanzar aviones contra rascacielos llenos de gente, o de organizar atentados como el de Londres e inspirar otros como el de Madrid, desaparezcan. Como sea, que desaparezcan como sea, si se mueren, pues mejor, que lo de que puedan regresar del otro lado está por demostrar. Y oye, si se mueren manipulando torpemente un explosivo, mejor aún. Y si caen en un cruce de balas… pues mira, tampoco es que me preocupe mucho…
Pero sí me preocupa que un país entre en otro «a hacer justicia» por la autoridad que a sí mismo le ha sido autoconcedida. Y que los demás le aplaudamos todos como idiotas. ¿Y si mañana deciden hacer justicia en nuestra casa? ¿también nos va a hacer gracia? ¿No hay un derecho internacional? Volvemos a lo de siempre: las leyes son sólo para quien no le queda más remedio que obedecerlas, si eres lo bastante rico poderoso, te las puedes saltar a la torera.
Los Estados Unidos, pueblo elegido por Dios para vigilar la paz mundial (la suya), la democracia (a su manera) y el modo de vida americano (eso, americano), mata a un terrorista responsable de la muerte de 3000 americanos y todos aplaudimos. Si mañana alguien entra por las buenas en Texas y mata a Bush en su rancho, por su responsabilidad en la muerte de 80.000 civiles en Irak, país en el que recordemos NO han encontrado armas de destrucción masiva (EEUU sí que tiene), serán terroristas.
Si la gente en los países árabes festeja la muerte de americanos en el atentado del 11-S, o de otros occidentales en otros atentados similares, y salen a la calle a bailar y ondear banderas, son salvajes extremistas que deben ser barridos de la faz de la tierra. Si los americanos llenan las calles para festejar la muerte de Bin Laden, son gente civilizada y cristiana alegrándose de la justicia.
Que me alegro de que ya no esté Bin Laden, repito. Y no estoy justificando el terrorismo, ni considero que sea igual un terrorista que lanza aviones contra civiles en horario laboral que un presidente electo que lanza marines y misiles contra civiles en busca de «armas de destruccion masiva»… ¿o si?… En realidad creo que la diferencia es más bien de forma, no de fondo. Civiles son los muertos en un bando y en otro, y tan falto de justificación es una cosa como la otra… En todo caso, dejando a parte el tema de las responsabilidades de unos y otros y las analogías entre las víctimas colaterales de los ataques terroristas y de las guerras «preventivas», entiendo la herida colectiva que el atentado del 11-S dejó a los estadounidenses. Y entiendo que les alegre aún más que a mi este desenlace, que les alegre mucho, que lo vivan como un hecho de «justicia» en sus corazones… Pero esas muestras públicas de desenfreno y masas vitoreantes por el asesinato de alguien (digo, perdón, muerte involuntaria, es que se defendió, que seguro seguro seguro que ellos iban a deternerlo para juzgarlo y todo eso, no nos cabe duda), por muy terrorista que sea, me dan cierto yuyu.
Pero somos cristianos y demócratas occidentales: nosotros sí podemos festejar la muerte ajena, entrar en tierras que no nos pertenecen, saltarnos las leyes de los otros países a nuestro capricho, ocasionar y olvidar miles de bajas civiles… sobre todo, si nacemos bajo las barras y las estrellas. Y hasta podemos unirlo a los conceptos de paz y libertad, aunque sea poco cristiano, y nada democrático.
Podeís leer la transcripción al español de la declaración del presidente de EEUU, Barack Obama, tras la muerte de Osama bin Laden, publicada por el periódico ElMundo, aquí.