De la campaña que viene, libranos Señor.
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Esta noche a partir de las 24:00 empieza la campaña. Pues si… todo lo que hemos ido tragando estos últimos días y aún meses, no era campaña. Era sólo el precalentamiento.
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La primera vez que fui a urnas no tenía aún edad de votar, pero mi padre consideró que era bueno que les acompañara y me fuera empapando del tema de la democracia, para cuando me tocase. Me transmitió aquel día cierta sensación, mezcla de fiesta y gravedad, que es con la que desde entonces he intentado vestirme siempre para ir a ejercer mi derecho al voto.
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En cierto modo también me educó, de esa forma en que se educa día a día sin decirlo nunca tal cual a las claras, en la idea de que no sólo es mi derecho, si no que también es mi obligación hacer uso de él. Y así me ha quedado bien grabada la seguridad de que debo votar, sea a quien sea, para que gane uno, o para que pierda otro, o por repartir el poder, o en blanco, o nulo… cualquiera que sea mi decisión, bien porque haya elegido una opción política o bien porque no me convezca ninguna. El caso es acudir a la convocatoria, dar mi dni, y ejercer el derecho a voto, para que nadie pueda nunca decirme que ya que no lo uso me libra de la molestia de ejercerlo en el futuro, y me lo quiten. Es mi idea, no digo que los demás tengan que seguirla, sólo me compromete a mi.
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Y hay una tercera cosa que hizo en aquella época de inicios en la adultez política que también le agradezco, y es que cuando le pregunté que a quién debería votar yo, se negó en redondo a sugerirme nada.
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No como mi niño, que con 9 años ya tiene clarísimo de qué partido es, y salta urras como quien se pone la camiseta de un club de futbol, sólo que al menos en el fútbol conoce más o menos las reglas del juego y al resto de los equipos de la liga. Obviamente, es así porque mi niño no es mi niño de verdad, que si no ya me cuidaría yo mucho de que mis ideas políticas no se convirtieran en su bandera, y menos desde tan pequeño. Pero en todo caso es mi opinión y yo no soy ni la única ni la primera en su lista de influencias. Otros mejor situados en el ranking pueden pensar que su obligación es por el contrario empaparle en sus propias convinciones, o simplemente que no le den la mayor importancia. Y no tienen por qué estar equivocados, aunque a mi no me guste, puede que tengan toda la razón del mundo.
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Al menos, mío o ajeno, puedo tratar de educarle, como cualquier persona hace al entrar en contacto con otras y más en la situación privilegiada de cuidador, en el respeto a las alternativas y la pluralidad política, y tratar de transmitirle a mi vez la sensación de que los días de elecciones se celebra “la fiesta de la democracia” (toma cursilada). Y eso es algo en lo que todos los que le rodeamos seguro que coincidimos, todos, con mayor o menor intencionalidad, con más chistes superficiales o con más insistencia tipo coñazo, metidos hasta el cuello en el activismo político o pasando por completo del tema… seguro que todos coincidimos en hacerle saber que este chiringuito se sustenta en bases de respeto, y a nuestras distintas maneras, unos más y otros menos, le alentamos a ser un ciudadano participativo y decente, que jamás en la vida se oponga a un rival ideológico a hostias ni pretenda acallar a nadie por la fuerza o la intimidación. Osea, lo mismito mismito que Llamazares en su versión second life.
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Y es que claro… a ver cómo demonios le explicas al niño que hay que respetar a todos los dirigentes políticos y que, chistes a parte, una vez entrados en harina seria no hay que hacer burla soez y chavacana de ninguno de ellos, porque todos representan las ideas y opiniones de de personas con el mismo derecho que tú a ser representados, a veces millones de ellas. Que hay muchas opiniones en todo y en política más, y que en democracia todos tenemos derecho a hacer nuestras elecciones sin que se rian de nosotros ni ataquen nuestra dignidad…
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A ver cómo demonios te las apañas para inculcarle ese tipo de actitud, cuando los primeros en hacer burla chavacana y soez de sus contrincantes políticos son los propios políticos.
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No hay ni uno que se salve…
Desde el vídeo aquel de las juventudes socialistas poniendo a los jóvenes del PP de idiotas perdidos (eso de que en el video no se especifica que sean ellos y que quien se pica ajos come, no cuela, lo hicieron bien clarito para que hasta el más bobo de los teleespectadores identificara los papeles), hasta el colmo de los colmos, el video de Llamazares ejerciendo de superheroe gamberro en secondlife, dando una paliza a Rajoy, agrediendo a Zapatero para darle de beber por la fuerza sus propias convinciones políticas –izquierdina- y quemando las fotos de la familia real, que monárquico o republicano, el acto es delito y él es un representante político electo en un sistema legal… Vamos, debe ser el héroe de los animales esos que dieron anteayer una paliza a una compañera de clase con barras de hierro y la mandaron al hospital con un ojo medio muerto. Si lo hace un cabeza de partido en campaña electoral, ¿por qué no hacerlo en el insti?
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Vergonzoso e inaudito, el colmo de este camino de inmundicia en el que andan embarcados todos. Porque vaya mieda de padres de la patria tenemos, o vaya mierda de pueblo somos si no tenemos derecho a aspirar a algo más.
Incluso para hacer un video de personas apoyando a Rajoy, video muy decente y perfectamente normal en cualquier campaña electoral, tienen que joder el tema y presentarlo también mediante insultos y descalificaciones, en este caso a los “saltimbanquis” que apoyan a Zapatero.
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Que para empezar, no sé por qué llaman a los actores y cantantes saltimbanquis, porque sujetar un micrófono no tiene mucho que ver con ser saltimbánqui y si ellos son tan estúpidos para no saberlo no deberían presuponer que todos los espectadores lo somos también.
En segundo lugar, entendiendo que les llaman así no por incultura, sino porque más que definirles pretenden descalificarles, que ser saltimbanqui no debería ser usado como insulto, ya que es una profesión muy digna y respetable, está claro que más que la de político por lo que se ve. Profesión que también vota.
Y por último, que a todos los partidos políticos todos los años les apoyan saltimbanquis y trotamundos varios, así que es que no le pillo el sentido por ningún lado… salvo por el insultar y vejar sea como sea, venga o no a cuento.
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Me gusta el humor, incluido el humor político, sobro todo cuando se usa para hacer críticas agudas y con inteligencia. Algunas de esas iniciativas seguramente me habrían hecho gracia si las llevan a cabo particulares, o humoristas… Pero que instituciones oficiales y cabezas de partidos electorales en vez de presentar sus programas ofrezcan este show barriobajero y degradante me pone los pelos de punta.
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Vamos… que se me está quitando la ilu por la fiesta de la democracia y cada día estoy más asqueada. No sé si esto es para convencernos de ir a echar el voto a las urnas, o para ir a echar la pota al wc.
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Y eso que la campaña no empieza hasta mañana. La que nos espera…
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