Aviso Previo a Navegantes: se me ha ido un poco la pinza filosofando. No leer en caso de dolor de cabeza.
El pasado viernes (12 de mayo) el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley de muerte digna, que pretende “preservar las garantías de los pacientes y dar amparo jurídico a los profesionales sanitarios que los atienden.”
Lo primero que pensé al enterarme fue que me extrañaba la ausencia de ruido: no había habido manifestaciones, ni declaraciones de obispos, ni na… Pero tras una primera lectura así por encima, (no a la ley, lo reconozco, sólo a las noticias), entendí por qué: no se toca el tema de la eutanasia ni el suicidio asistido. Básicamente lo único que hace, por lo que me da la sensación y lo poco que sé sobre el tema, es poner por escrito en una ley de rango nacional lo que ya venía siendo habitual y en muchos casos se habia ido recogiendo en otras normativas dispersas. Regula el tema de los cuidados paliativos y la asistencia a enfermos terminales, el derecho a la información, el tratamiento del dolor, el acompañamiento familiar, la intimidad… Temas todos importantes para quienes se encuentran en ese trance, desde luego. Pero poco conflictivos. Parece que esta vez no se atrevieron a entrar en aguas más profundas.
Aún así, ya vi entre algunos de mis contactos de facebook algún debate sobre si “derecho a la muerte digna” significa “derecho a matar”. No sé si porque no leyeron el contenido de la ley (cosa que sinceramente, tratándose de quien se trata pongo muy seriamente en duda, seguro que se la ha leido al dedillo y la conoce mil veces mejor que yo), o si es que a mi se me escapa algún matiz. O simplemente, extrapolaban la noticia concreta del dia al debate más amplio.
En todo caso, me dio pie a pensar en “el relativismo”, eso que la Iglesia y muchos de los que siguen su moral esgrimen tantas veces como argumento a la hora de devaluar los argumentos ajenos. Lo mio es verdad, lo tuyo es fruto del relativismo, pura perversión. Digo la Iglesia, porque la mayoría de las veces que he oído sacar a la palestra el relativismo ha sido por cuestiones de religión y moral, y aquí la que tenemos es la Santa, las demás religiones son muy minoritarias para decir gran cosa. Posiblemente en otros ámbitos también hablen de relativismo, pero no en contextos lo bastante simplones y populares para que me lleguen a mi.
El relativismo, según la RAE, está relacionado con el hecho de entender la realidad como algo que carece de sustrato permanente, o considerar el conocimiento humano como algo que jamás llega al absoluto… Y la verdad, a mi me parece bastante sensato. Hasta obvio, me parece. Y el relativismo moral, ajustándonos más, se basa en considerar que distintos grupos culturales pueden tener distintos esquemas de valores. Así para entendernos, a lo bruto y sin matizar. También me parece sensato.
El problema, a mi entender subjetivo, particular y mediocremente fundamentado (soy consciente de que igual todo mi discurso se basa en cierta inculta y que tal vez no haya pillado el fondo del tema, asumo que puede ser así), es que hay quien considera que sí que hay una realidad inmutable y permanente, y unos valores universales no dependientes de ninguna cosa externa, ciertos en sí mismos por su naturaleza y cuya relativización es imposible, o, en todo caso, una perversión de las leyes naturales. Valores que casualmente siempre son los suyos, claro. Y partiendo de la convinción de que su creencia es la auténtica, (hasta ahí cosa lógica, todos creemos que nuestras creencias son las correctas, si no creeríamos otras cosas), acabamos en la convinción de que los demás deben también estar sujetos a mi creencia, y, por tanto, a mis valores, porque desde mi punto de vista son UNIVERSALES y todos los seres del universo han de estar sujetos a ellos. Mi verdad es la verdad inmutable.
Pero pongamos el valor “vida humana”, que es el que venía relacionado con la noticia del inicio. El “preservar ante todo la vida humana” como valor universal e incuestionable.
¿Es de verdad universal? Depende. Pero si decimos depende ya estamos relativizando. No obstante, queramos o no queramos reconocerlo (algunos), aunque sí parece haber cierta conciencia universal en todas las razas y culturas sobre que la vida humana es importante en si misma, tampoco está tan claro que sea un valor por encima de todo lo demás en todo el universo conocido. Hay muchas culturas que consideran mucho más digno el morir que el sobrevivir en determinadas circunstancias. Yo, personalmente, considero que el sobrevivir a toda costa incluso a pesar de tu propia voluntad, echo un guiñapo de dolor y pagando con el sufrimiento propio y de tus seres queridos no es “vida digna”, ni es “vida”, ni es nada. Y que lo “digno” sería facilitar a esa persona la capacidad de decisión que los sanos y explenderosos ejemplares que le rodeamos tenemos, y que si lo desea pueda acabar con su vida. Igual que nosotros podemos. Si existe un dios al que rendir cuentas, ya se las rendirá, es cosa suya, no nuestra. Otras culturas consideran la “muerte honrosa” un valor muy por encima de “la vida deshonrosa”, por ejemplo. Y los gobiernos y las religiones con frecuencia han considerado que vale más morir y matar por defender las convinciones propias, o peor aún, los intereses (que al final siempre son los intereses económicos de cuatro), que convivir en paz tolerando la discrepancia. Y ahí tenemos las guerras santas, el terrorismo fundamentalista, la pena de muerte (legal en la ciudad del Vaticano hasta 1969 y legal aún hoy en dia en muchos estados de EEUU, paladín de la justicia, democracia y bla bla bla…)
Por tanto, a mi parecer, todo es relativo: Todos los valores son relativos, están sujetos a una interpretación que cambia en función de en qué cultura estemos inmersos y en qué época histórica.
Hace cuatro dias disponer de la vida de un esclavo estaba bien visto, hoy es inadmisible en nuestros esquemas de valores. Es posible que dentro de cierta cantidad de siglos el valor de la supervivencia de una sola vida humana esté por encima la supervivencia de un planeta entero, o tal vez se considere entonces más importante salvar en casos de crisis la vida de un ejemplar de una especie en peligro de extinción antes que la de varios seres humanos, (que total hay muchos y no está demostrado que sea bueno para el planeta la abundancia de nuestra especie, precisamente).
Lo que los nazis hicieron durante la II Guerra Mundial es una salvajada, pero porque los que no compartíamos sus valores éramos más y ganamos la guerra. Sería encantador poder decir que matar millones de seres humanos para mejorar la especie es algo “malo” desde todos los puntos de vista, pero realmente me temo que es relativo, y es “malo” desde el punto de vista mayoritario actual. Si hubieran ganado ellos y conquistado el mundo, posiblemente ahora muchos de nosotros pensaríamos que habían sido héroes para la humanidad. Sin llegar a las cámaras de gas, recordemos que muchos humanistas han defendido con su mejor intención la eugenesia (mejorar la raza por distintos métodos, desde la esterilización de individuos cuya reproduccion no es deseable, hasta la exterminación, en sus formas más drásticas). Platón proponía la selección artificial (quién se reproduce con quién), Galton, Alexander Graham Bell, Churchill y muchos otros protagonistas de la historia que no vincularíamos con Hitler, defendían políticas de eugenesia tal vez no tan agresivas como la eugenesia racial nazi, pero que hoy en dia nos parecen inaceptables.
En fin, que me he liado a filosofar cosa mala, total para decir, más o menos, que me gusta el relativismo. Al menos me gusta de una forma relativa y hasta cierto punto, y suponiendo que lo que yo entiendo por relativismo y absolutismo se aproxime a lo que son. La única manera que entiendo de no ser relativista es centrar el universo en tu propio ombligo y no ver ni aceptar otras realidades, aunque existan te estés estrellando de narices contra ellas.
De hecho a fecha de hoy la Iglesia Católica condena la eutanásia y el suicidio asistido… pero como vimos hace poco, invita a merendar a genocidas. Puede sonar un poco a demagogia barata, y seguramente lo sea, pero la verdad ¿hay mayor ejemplo de relativismo moral?