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Qué bonito es el amor
Qué bonito es divertirse
Ser un chico sano
Un caraja, un despiste
Qué bonita es una flor
Qué bonito el arco iris
Si es que la vida es la hostia
Yo no sé por qué estoy triste
Tanta pena
Si la vida es tanta hostia
Por qué me miro las venas
Y la sangre se me amontona
Y luego miro parriba
Para cargar las pistolas
Matar dos monstruos de un tiro
El primero es la agonía
Y el segundo es el vacío
Donde me quedo tos los días …
(«Que bonito es el amor» maqueta de Estopa –
pinchar aquí para escucharla)
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Aún tenemos todos recientes los casos de Vizcaya, Granada, Valencia… personas a las que la desesperación de un desahucio llevó al límite. Sin contar las muchas personas que habrán tomado medidas parecidas sin esperar al día señalado y que generalmente no han salido en prensa. Porque además el suicidio, salvo cuando ocurre ante las cámaras y con toda la parafernalia de funcionarios que acompañan a un desahucio, tiene una cosa que no tienen los accidentes de tráfico o el terrorismo: silencio.
Pero aunque aún los tenemos recientes, el escozor terrible que la herida ocasionó a la sociedad va calmándose al abrigo de paños calientes, de políticos repentinamente “sensibilizados” que se lanzan al debate, banqueros que ablandan su coranzoncito y detienen desahucios…
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Al final, agua de borrajas.
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Ni pactan aquellos que se arrogaron el derecho único de pactar, dejando fuera a los movimientos sociales y grupos políticos minoritarios que llevan en esta guerra desde las primeras balas, ni se liman las cortantes aristas de una ley que los jueces y hasta la Unión Europea han acusado de anticuada y sumamente injusta (aunque Europa en seguida ha advertido que ojito con cambiarla, que será injusta pero si la banca se resiente ellos no cobran y eso no puede ser), ni se salva a las familias del drama de quedarse sin casa, como prometían hacer.
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No es la primera vez que se ven obligados a demostrar que la gente les importa.
La otra vez que decidieron lavarse la cara sacaron un “código de buenas prácticas” para recomendar a los bancos que se porten bien y no sean tan crueles (al mismo estilo de hipocresía absurda de la ministra de empleo, que después de sacar una ley que permite eres y despidos masivos sin más justificación que el “me parece que va a llover”, luego pretende paliar daños rogando a las empresas que la usen con sensibilidad). Y ahora sacan una ley que deja fuera de amparo a la inmensa mayoría de los afectados. ¿Qué eres familia monoparental…? Ah, bueno, ya, pero es que en ese caso son dos hijos los que hay que tener, si sólo es uno te vas al puente. ¿Qué sois dos progenitores? Entonces los hijos tienen que tener menos de 3 años, si tienen 7, ya sabes… al puente. ¿Qué tu marido no te pega? Pues por llevaros como seres humanos decentes,… al puente.
Y así.
Básicamente es una competición: has de demostrar que entre todos los desgracidos, tu desgracia es más desgracia que la de nadie, que eres digno de una peli de llorar, que estás en lo más abajo, el último de entre los últimos, el más pobres entre los sin nada… y entonces igual te apañan una mantita.
Y eso que aún no leímos la letra pequeña.
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»EL QUE TENGA DEUDAS, QUE LAS PAGUE. QUE NO SE HUBIERA ENDEUDADO»
Maria Antonia Trujillo, ex-ministra de vivienda
(twitter de ayer mismo, de aquella que les daba a los jóvenes unas zapatillas de deporte para que buscaran piso en el que endeudarse cómodamente mientras se oponía a las advertencias de Solbes sobre la burbuja inmobiliaria)
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No, la cita no tiene que ver con lo que dije antes ni con lo que viene ahora. Al menos no directamente. Pero es un reflejo de por qué mientras los suicidios aumentan algebraicamente, el cabreo aumenta en proporción exponencial (que para los que son de letras, es mucho más rápido)
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Ayer vi una tertuliana indignada (todo el mundo ahora se indigna) porque algunos manifestantes estaban difundiendo en pancartas y medios sociales consignas del tipo “no es un suicidio, es un asesinato”. Le parecía que acusar a la clase política en general, o a los gobernantes y banqueros en particular de asesinato es desmedido e inadmisible. Y recordaba que habría que ver qué otros factores había detrás de los casos de suicidio recientes, a parte del desahucio, ya que la mayoría de los suicidas sufren trastornos mentales…
Pero lo cierto es que en el Congreso Nacional de Psiquiatría celebrado en Bilbao en septiembre de este mismo año se reveló que los problemas económicos son el origen del 32% de los suicidios. De hecho, la crisis se alza como la principal causa, seguida del desamor y los problemas de pareja (25,8%), problemas psiquiátricos (19,1%) y conflictos familiares (11,2%). Osea que sí, el desahucio es un dato importante lo mires por delante o por detrás.
Reconozco que es muy duro, nadie quiere que le llamen homicida por la calle… Pero lo cierto es que la Organización Mundial de la Salud ya había advertido que la crisis perjudica seriamente la salud de la ciudadanía y aumenta los suicidios. De hecho durante el Día de la Salud Mental, que en esta ocasión llevaba como lema “la depresión, una crisis mundial”, la OMS señaló precisamente al desempleo y el impago como las dos causas principales de suicidio.
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Y por otro lado, existe el término economicidio o econocidio. No está muy extendido, ni siquiera tiene entrada propia en la wikipedia, ni lo reconoce la RAE, pero existir existe; Y existe porque representa una realidad que existe, con unos causantes que existen y unas víctimas que también existen. Cuando se toman decisiones que de antemano se sabe que empobrecerán a una población de por sí ya deprimida, se está disparando el gatillo contra la sien de mucha gente, con conocimiento de las consecuencias. Muy conocidas, las consecuencias. Vamos, mediditas mediditas que las tienen.
Durante la Gran Depresión del 29 ya se constató un gran aumento de la tasa de suicidios en Estados Unidos y Gran Bretaña. Y en 2009 se analizaron las cifras correspondientes a 29 países europeos y se estableció una relación estadística de un incremento del 0,8% de la tasa de suicidios por cada punto de ascenso en la tasa de desempleo. Cifra que se ha confirmado en el devenir de países como Grecia o Italia.
Un punto de paro, 0,8% más de muerte por suicidio. Lo saben. Cuando toman medidas draconianas que reducen la esperanza de la gente, aumentan el paro, estrangulan la economía, eliminan los recursos… ya saben la estadística. ¿Y se indignan? Pues como decía Fabra: que se jodan.
En España no conocemos aún los datos sobre suicidios de 2011 y 2012, y hasta el año 2010 no se aprecia un incremento… pero son muchas las Comunidades Autónomas que han hecho sus propias cuentas y advierten que la cifra se dispara.
De hecho, el suicidio ya era la primera causa de muerte violenta en España, por encima de los accidentes de tráfico… y eso antes de que empezaran a aumentar en la conocida proporción 0,8/1. Quizá administración y medios deberían dejar de tener tanto miedo al suicidio y devolverlo a la actualidad informativa, porque dudo mucho que la posible epidemia de contagios que pueda provocar pueda ser más grande que las ventajas de hacernos a todos tomar consciencia del tamaño real de ese problema, para que podamos estar alerta, pensar medidas… y claro, calentarnos y cabrearnos y EXIGIR que las pongan en marcha. Creo que serían más los salvados que los contagiados.
Ahora la herida parece que se calmó un poco, arrullados por la promesa de que habíamos gritado lo bastante para que nos oyeran un poquito… Hasta la próxima.
Porque ya habéis visto. Al final, todo fue agua de borrajas.
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P.D.: acabo de lanzar este post y veo que ya tenemos «hasta la próxima». Un hombre se ha arrojado por la ventana en Córdoba. Parece ser que no fue sólo o por la situación económica, pero mira qué casualidad… eligió el momento de que vinieran los agentes a desahuciarle para dar el salto. Por algo será, ¿no?.
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