He empezado el año al ralentí, durmiendo muchísimo (bendito frenadol) y comiendo cosas que engordan y apetecen, guarreando, como suele decirse. Y con cierto afán expansionista que me devuelve a la vieja costumbre de fisgar de blog en blog y tiro porque me toca, o entre los contactos de los contactos en las redes sociales, a la caza y captura de nuevos espacios a los que asomarme desde mi ventanita.
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Y sin inspiración. Igual también está al ralentí y es que viene despacito… pero no, no me llega ese picor de dedos que arrastra a escribir sobre algo interesante. En lo que llega, siempre nos queda la socorrida solución de las onomásticas, pero hoy no es el día mundial de nada interesante. No es que sea un día en el que no haya pasado nunca nada… siempre pasa algo, incluso en días resacosos como este. Por ejemplo en 1492 el imperio Nazarí de Granada se rindió ante los Reyes Católicos, culminándose así la reconquista. Esto me ha llevado a pensar en la novela de Noah Gordon «El Ultimo Judío»… pero eso fue a finales de marzo, aún falta un par de meses. De todas formas, muy recomendable. Es también la fecha de culminación del Requiem de Mozart (1793) y el aniversario de la primera fotografía tomada a la luna (Louis Daguerre, 1839), y muchas otras cosas que no me apetece comentar. Me quedo con lo de la luna, por tratarse de un hito tan romático y científico. Lástima que se perdiera aquella primera imágen, pero tenemos este otro daguerrotipo de 1851:
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Y es que he empezado el año hambrienta de positivismo. Hace falta un cambio de chip. No digo que haya que cerrar los ojos a la realidad, no propongo en absoluto seguir la técnica del avestruz y cegarnos a las noticias sobre economía, política, recortes, juicios e imputaciones, cargas policiales y demás histerias (y las que nos rondarán morena)… Pero creo que en este saber cómo está el mundo tiene que haber sitio también para ver las cosas buenas. Que hace falta dedicarnos a prestar atención a otros detalles y hablar también de las cosas buenas y esperanzadoras, como en la campaña de Coca-Cola de «razones para creer en un mundo mejor», o como aquella que se suponía que iba a hacer a principios del ya lejano 2010 las Cámaras de Comercios para fomentar la confianza (y que por lo que se le vio el pelo, tiendo a pensar que alguien se llevó la pasta de una campaña y sacó medio spot, para variar). Así que voy a la caza y captura de noticias positivas y cosas agradables de leer y mirar.
Porque como dicen en enpositivo.com
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«Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo.»
Paulo Coelho
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Y puestos a copiar y pegar, me quedo con la entrada de hoy del blog La Novia de Papá por el vitalismo que transmite:
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Y grita: «No te quedes con las ganas».
De protestar, de cambiar, de querer, de que te quieran, de pensar, de crear, de hacer, de dejar de hacer, de moverte, de mover, de emprender, de aprender, de apostar, de jugar, de arriesgar, de ganar, de perder, de besar, de follar, de montar, de gritar, de callar, de analizar, de comprender, de entender, de sentir, de escribir, de leer, de que te lean, de pintar, de que te pinten. De vivir.
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Eso, no nos quedemos con las ganas de vivir… Mientras, voy a repasar mi Defensa de la Alegría, a ver si entre Benedetti, Neruda y el instituto Coca Cola me convenzo.
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