.
El Cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la familia, ha advertido recientemente de las amenazas que penden sobre esta santa institución. Para él los peligros parten de un montón de gente, no sé cómo pueden las familias dormir con tantos fantasmas pendiendo sobre su futuro:
.
“el feminismo radical, los militantes gay (ooootra vez), los libertarios,
los neomarxistas progresistas, los ambientalistas externos
y los neomalthusianos”.
.
Esto último suena a peligro proveniente de una galaxia muy muy lejana, ¿no?. Neomalthusianos…
.
Y dice…
.
“¿Con qué contribuyen las parejas homosexuales a la sociedad? ¿por qué la sociedad debería reconocerlas jurídicamente? ¿sólo quizá porque lo desean? Entonces ¿por qué no reconocer también otros deseos como el amor en grupo, la poligamia, la poliandria?”
.
Es de suponer que la contribución que las parejas homosexuales no aportan a la sociedad debe ser la parte procreativa, porque ser gay no te exime del pago de impuestos y demás contribuciones sociales… Pero no sé, digo yo… las parejas gays que han deseado tener hijos, incluso antes de que la legislación les permitiera adoptar, se las han ido apañando mediante otros sistemas más o menos complicados para tenerlos. Sobretodo ellas, que como mujer siempre pueden “pedir el favor a un amigo” en última instancia.
.
El caso es que superado este tema de un modo u otro, y recordando que no es a nosotros, si no al Cardenal Ennio Antonelli al que al parecer le preocupa esa falta de contribución hasta el punto de considerarla imprescindible para el disfrute de derechos humanos y sociales, habría que considerar… ¿Y los curas y monjas entonces, en qué contribuyen?
Porque ellos si que si que no. Al menos oficialmente y en teoría.
.
.
Mi concepto de familia considera como tal a un conjunto de seres humanos fuertemente vinculados que establecen una red de apoyo mutuo sólida y duradera, con la aspiración de no romperse jamás con el paso de los años (aunque a veces pase) y de heredar esos vínculos a quien suponga el relevo generacional. Un entramado en el que los miembros encuentren siempre acogimiento afectivo y ayuda para superar las crisis y necesidades de cada momento y etapa vital.
.
Este concepto de familia no requiere lazos de sangre: mi familia es quien me ama y está a mi lado, aunque sea adoptado.
.
Tampoco requiere necesariamente compartir cama: creo que siempre ha habido unidades familiares formadas por dos hermanas que han vivido juntas y criado algún sobrino, por ejemplo. Estos grupos han cumplido todas las funciones de “una familia” en cuanto a manutención, educación, afectos, etc., sin ser un matrimonio. Votaría porque pudieran hacer declaracion de renta conjunta, solicitar pensión “de viudedad” en caso de que uno de los miembros fallezca, acceso a las ayudas familiares… ¿por qué no?
.
Y desde luego, mi concepto de familia no tiene para nada en cuenta el número de miembros que conforman cada estatus ni si son varones o féminas. No importa si hay un padre y una madre, o si es monoparental, o si hay dos padres, o dos madres… o, por qué no, ya que el Cardenal lo sugiere, igualmente creo que varias personas pueden formar vínculos afectivos estables siendo tres, cuatro, o los que les de la gana. Bastante complicado es que funcione entre dos, imagino que más lo será cuanta más gente entre en juego, pero eso es asunto suyo y de sus capacidades para compartir y conciliar, no mías. También me parece muy difícil escalar el Everest y hay quien lo hace. De hecho hay webs de polyamor en las que se pueden encontrar ejemplos de experiencias en nuestro propio país, y existen otras comunidades en el mundo donde el concepto de familia acepta este esquema u otros. La familia no es un concepto exclusivo de las sociedades occidentales modernas y judeo-cristianas.
.
No tengo un especial interés en ampliar mi arrejuntamiento para incluír más miembros, ya somos bastantes así para ir acompañados al infierno (ni siquiera podemos comulgar, cachis la mar… qué trauma…), pero yo votaría a favor de que CUALQUIER ESTRUCTURA FAMILIAR reciba la máxima protección y reconocimiento legal, siempre que cumpla con las funciones que tiene cualquier familia: apoyo mutuo, afecto, educación de los niños si los hay,…
.
Lo que aportan las familias a las sociedades es la existencia de una miriada de pequeños grupos de auto-ayuda que cubren a lo largo de la vida las necesidades de sus miembros. Necesidades que, de otra forma, recaerían exclusivamente en los servicios sociales y sanitarios estatales y las arcas del estado: cuidan a sus enfermos, a sus niños, a sus mayores, se transmiten valores, se educa y entrena a los más jóvenes para su formación y adaptación a la sociedad, se consuelan y psicoanalizan, se traumatizan también entre ellos, se prestan dinero para poner comida en la mesa cuando la crisis clava las uñas, se avalan ante el banco, se quieren, se cuidan, se quieren, se educan, se quieren, se cuidan, se apoyan, están, son, …
.
Eso no tiene nada que ver con ser un hombre y una mujer y procrear bajo el paraguas de un sacramento propio de una confesión en particular. Y tampoco requiere que los valores que transmitan sean los que un credo en concreto le parezcan oportunos.
.
.
“La homosexualidad es éticamente inaceptable” dice el cardenal Ennio Antonnelli
.
A mi lo que me parece éticamente inaceptable es que una religión, sea cual sea, se apropie el derecho de definir lo que es familia y lo que es o no es contribución social y SE CREA con derecho a imponer SU opinión en los ámbitos civiles a quienes no comparten su credo.
.
Y no es por defender los derechos de los homosexuales… es por defender los mios como ser humano. Porque esta gente, si les dejamos, empiezan barriendo con “los otros” pero acaban agarrándonos del cuello a todos.
.
.
la Iglesia Luterana de Suecia acepta el matrimonio homosexual y celebrará el sacramento del matrimonio para dichas uniones.
La Iglesia Evangélica Española se abre a un modelo inclusivo en el que los fieles gays y lesbianas puedan participar sin discriminación alguna.
La Iglesia Protestante United Church of Christ de EEUU acepta el casamiento entre homosexuales.
La Iglesia Evangélica Luterana de EEUU acepta que gays y lesbianas no célibes puedan ser ministros de su Iglesia.
La Iglesia Anglicana permite el matrimonio de divorciados…